En todo
matrimonio que ha durado más de una semana existen motivos para el divorcio.
La
clave consiste en encontrar siempre motivos para el matrimonio.
Robert Anderson.
Amar no
es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.
Antoine de Saint-Exupery
A principios de noviembre de 1972, aquella joven
de veintitrés años estaba a punto de casarse, los preparativos iban y venían,
la condición humilde no permitía muchos lujos salvo uno, tal vez el más
importante: el amor de ese muchacho, un buen hombre dos años menor que ella.
Un evento desafortunado fijó en su mente una
sola idea: la cancelación y el alejamiento, de todo y de todos, una respuesta
lógica, un impulso detonante.
El día once de ese mismo mes, dos semanas antes
del gran día, falleció de forma intempestiva su madre, su única compañera de
vida hasta ese momento. Ella fue la hija menor, juntas vivieron y sobrevivieron
la pobreza extrema al mismo tiempo de una infancia muy limitada y un modo de
vida con alcances y vuelos cortos; su padre falleció cuando ella apenas tenía
cinco años. Tres de sus hermanos mayores habían emigrado ya a la capital, dos
más permanecían en aquel poblado del estado sureño de Oaxaca, todos casados,
todos con hijos casi de la misma edad que ella.
Según sé, según me han contado, esa mujer
decidió irse pa’l otro lado, dejar a
un lado las ilusiones y los proyectos, el destino daba señales poco propicias. Imagino
que su futuro esposo la apoyo desde el principio de las tempestades. Los amigos
comunes, la madrina de bodas, los familiares cercanos aconsejaban,
determinaban: la vida sigue, hay que
echarle ganas. Ella te está viendo
desde el cielo, ella quiere que seas feliz.
El día de la boda llegaron muchos invitados del
pueblo, pocos familiares cercanos, la hermana mayor enferma, el hermano más
querido sin dinero. Del lado del novio su hermano y sus hermanas, los pequeños
sobrinos y por fortuna también sus padres. En el papel del querido público: el querido público.
El pastel de bodas no se acostumbraba en aquella
región, la luna de miel era una referencia de otras latitudes. Las imágenes
quedaron sólo en la memoria de los asistentes; al momento del revelado un error
técnico ocasionó la pérdida total de las fotos que nunca lo fueron, salvo en la
mente de quien lo quisiera recordar.
Ese matrimonio que estuvo a punto de no ser, es
uno de los más sólidos que conozco, lleno de detalles, lleno de referencias.
Juntos irradian tranquilidad y fortaleza, el camino ha sido en todo momento
cuesta arriba, contra corriente.
Celebro conocerlos, es maravilloso ser parte de
su familia.
Existe un gastado chiste, o bien una eventual anécdota personal cierta y al
parecer poco o nada trascendental:
-
Papá: ¿por qué te
casaste con mi mamá?
-
¡Por tu culpa!
Afortunadamente en mi caso no fue así. Si yo
hiciera la misma pregunta a Don Jaime, estoy seguro que él respondería:
- Precisamente por eso
me casé con ella, porque ella sería la mejor madre para mis hijos...
¡Feliz cuarenta aniversario de bodas mis queridos viejitos!
¡Feliz cuarenta aniversario de bodas mis queridos viejitos!