lunes, 21 de diciembre de 2009

CITA EN TRES SEMANAS


Confía en el tiempo,que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.


Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces,

su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras.

Giovanni Papini (1881-1956) Escritor italiano.


Jueves 17 de diciembre de 2009


- ¿Jaime? Pase usted

- Si Doctor, gracias

- ¿Cuánto tiempo llevamos desde el percance? (como si uno llevara al tiempo)

- Mes y medio Doctor, fue a principios de octubre.

- Muy bien, a ver, ¿cómo vamos?

El consultorio del Dr. Rojas se asemeja a la trastienda de un local expendedor de regalos de temporada: tarjetas, moños, papel celofán, buenos deseos que se maquilan a destajo. Sin embargo, existe una agenda llena y muchos expedientes que gestionar. A veces la dinámica festiva no alcanza a opacar la larga lista de pendientes que uno debe solventar.

- Sería bueno utilizar una tobillera de vez en cuando, eliminar caminatas prolongadas o estar mucho tiempo de pie. ¿hay dolor?

- Si Doctor, por las noches, pero al siguiente día parece que todo mejora. (como todo en mi vida)

Remedios conocidos, recomendaciones varias, descansos; controles paradójicos, movilidad hasta cierto punto inmóvil. Noches de dolor y cansancio seguidas por amaneceres que dan esperanza.

- Aplicaremos un gel, la evolución es favorable, pero es fundamental bajar de peso. (por supuesto, la primera uva en los doce deseos)

- Si Doctor.

- Tomar estas pastillas sólo en caso de dolor.

- Si Doctor. (obediente que es uno)

Durante este año me atendieron muchos más médicos que en toda mi existencia, esa que por poco era inexistente.

- Por favor pase a recepción y pida una cita en tres o cuatro semanas.

- De acuerdo Doctor, gracias por todo y feliz año. (la costumbre, pues)

Eso de programar la vida y medirla en semanas, meses, años, siempre es propicio en las determinaciones unilaterales. El día a día, sin embargo, es lo que valida y convalida cada uno de los buenos deseos y propósitos efectistas de estas fechas tan mediáticamente construidas.

- Señorita. (seño, mejor)

- Si, dígame

- Necesito una cita con el Dr. Rojas para el 7 de enero.

- El Dr. Rojas dejará de laborar con nosotros a partir del próximo año, pero puede atenderle otro médico. (todos son necesarios, nadie es indispensable)

- Está bien señorita. Gracias.

Me doy cuenta que las citas para el próximo año ya se están programando, que visualizamos muchos y muy variados escenarios para la reconstrucción, para lo ordinario y lo extraordinario; sin saber que, a veces, algunos personajes tan fundamentales como incidentales ya no estarán para atender el llamado.

Sería aún más efectivo desear un mejor día a día, un recuento cotidiano, una nueva vida de ritmos circadianos, de efectos prolongados, de tratamientos cautelares, de francas mejorías.

Para todos ustedes compañeros y amigos, una mejor vida cotidiana, maravillosos trescientos sesenta y cinco días, nuevecitos todos, aunque los transportemos en envases anuales espectaculares.

Nos vemos, tenemos cita en tres semanas.

Buen fin de año.


martes, 8 de diciembre de 2009

DIA DEL ADMINISTRADOR




En sesión solemne al inaugurar el X Congreso Nacional de Administración el 8 de diciembre de 1980, el Sr. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos Lic. José López Portillo, declaro que ese día se instituía en toda la Republica Mexicana como: “Día del Administrador”



En la primavera de 1991 había gastado ya 16 años de mi vida (la vida se gasta o se invierte, pocas veces se tiene con certeza) cursaba el bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Oriente. La UNAM se convertía desde entonces en mi Alma Mater.

Debo confesar que mis horarios de escuela incluían una larga sesión en las canchas de básquetbol, una que otra visita al salón de clases, charlas en las añejas jardineras con mis amigas y amigos, pero también una cotidiana estadía en la biblioteca, siempre para tramitar un préstamo a domicilio.

Disfrutaba el juego tanto como unas pocas clases, recuerdo sobre todo la del maestro Román García Paz (quizá la única que dejo huella en mi) docente en administración que disfrutaba ponernos a prueba, escandalizarnos con diminutas calificaciones de dos, tres y hasta cuatro puntos en la escala de diez. La materia me gustaba por su dificultad, por la soberbia del profesor, por el reto que representaba para todos mis compañeros.

La clase de administración era cada martes y jueves a las once de la mañana, todos esperábamos con una especie de miedo y expectación esa sesión de 120 minutos exactos. Mientras todos preparaban sus cuadernos, copiaban las últimas tareas, se deseaban suerte y se mostraban afecto de mil maneras, yo, el solitario Jaime, me paseaba por las canchas en un intermitente juego que duraba siete u ocho encestes dependiendo de la habilidad de la dupla o tercia contraria.

Llegaba a las clases aún sudando, corriendo y guardando un viejo y gastado balón negro cuyo valor afectivo recuerdo con cariño. El ritual incluía el regaño de mis compañeros de equipo, las miradas acusadoras y certeras del profesor que no lograban disimular sus enormes anteojos de fondo de botella. La clase repetía uno que otro mal momento para algún despistado alumno, regaños, metáforas mal empleadas con jóvenes apáticos y eso si, una visión de la administración como nunca he vuelto a encontrar.

A mediados de junio de ese año, llegué hasta nuestra apartada jardinera con mis amigos y amigas, un hermoso cóctel de personajes, que incluían al Chino, al Rafles, al Caballo, al Heri, a Germán, al Chente (sus patillas eran de antología), al Chacal, al Kong y a otros más que sólo nos visitaban para compartir el único cigarro que nuestro presupuesto y precocidad alcanzaban. Olvidé decir que el CCH fue testigo de mi primer cigarro y como dice García Márquez, aún espero las palabras exactas de alguien cercano para dejar de fumar.

Mis amigas eran cinco chicas con personalidades extremas pero que conformaban un bello grupo que dirigía con sus comentarios, sugerencias y regaños mi época de bachiller. La líder Chabela, la romántica y regordeta infaltable Norma (la Gullit), la vanidosa Mónica, la callada Chayo y mi comadre Gloria, cinta negra y compañera también de la escuela secundaria.

Fue Chabela quien me recordó que ese día teníamos que requisitar el formulario para la elección de carrera, el famoso y tan cuestionado pase automático, justo a esa hora en la sala audiovisual uno; de inmediato nos dirigimos al lugar citado, encontramos unos lugares vacíos en el ala poniente, ya había iniciado el proceso.

En ese año y en mis ratos libres, que eran muchos, divagaba en la elección de mi destino profesional, iba desde la posibilidad de estudiar Educación Física (mis primos decían que en ese caso mejor no estudiara), Economía, Ciencias Políticas, Periodismo y hasta las sugerencias de mi padre y abuelo por las carreras de Derecho y la Milicia. Pero recuerdo bien que me ilusionaba sobremanera ser Psicólogo, desde siempre me ha fascinado la naturaleza del comportamiento humano, tal vez por eso he visitado ya a tres profesionales en la materia y me encanta tener amigas con esa formación académica. Siendo un loco, se puede estudiar desde dentro.

Como muchas otras situaciones en mi vida, el momento de la elección me tomó por sorpresa, de no haber sido por mis amigas, ni siquiera me hubiera enterado y es que no entiendo por que en las canchas de las escuelas no se habilita un periódico mural con avisos importantes para los alumnos que como yo, pasan ahí la mayor parte del tiempo.

Una chica de servicio social nos repartió la forma correspondiente, sólo había que anotar los datos personales y rellenar con lápiz el óvalo correspondiente al orden de las carreras elegidas según la supuesta y meditada elección vocacional.


Llego mi turno, aún sonreía con mis amigas, me imagino que de algún juvenil chiste o de alguna burla discreta junto a mi equipo genial. Gloria eligió la carrera de Derecho, Isabel: Odontología y Chayo Medicina, las tres son profesionistas pero subempleadas, como muchos en nuestro país del cambio. Norma y Mónica eligieron no sé qué, pero ambas son amas de casa y madres de familia, ese fue su destino histórico.

Gloria terminó de llenar la hoja justo a tiempo para después facilitarme su lápiz, entonces llego el momento crucial… ¡caramba! No sabía que elegir.

Recordé las recomendaciones de mis primos, las ilusiones familiares, mi locura por la psicología (una maravillosa paradoja), pero en ese momento recordé aún más la vocación y la materia del hermético maestro Román, así que pese a todo elegí Administración.

Las dudas aparecen de la mano de las elecciones, llego entonces la agobiada chica de servicio social y me pidió la hoja. Elegía al mismo tiempo de dudar (aún lo hago), fingí entregarle la hoja, la volví a mirar con detenimiento y angustia, le pedí un minuto más, pero a cambio ella me regalo una mueca de fastidio, en ese momento busqué afanosamente una goma de borrar en mi mochila, solo hallé mi viejo balón y mi única libreta de apuntes para ese semestre forrada con fotos de basquetbolistas famosos, Thomas, el número once de los campeones Pistones de Detroit en primer plano, por supuesto.

Le pedí a Chabela una goma, y no traía, la chica de servicio social me miraba ya con odio, no tuve más remedio que entregar mi hoja y abandonar la posibilidad de Psicología, que en ese momento era ya mi instintiva elección.

No puedo dejar de pensar que una goma de borrar pudo haber cambiado mi destino. Tantas y tantas situaciones, objetos y personas triviales fundamentan la Teoría del caos.

Cursé la Licenciatura en Administración en la FCA de la UNAM, mi mejor época sin duda, decía mi profesor Antonio Masón que la Administración es puro sentido común, pero lo más común es no tenerlo.

Me titulé con honores, amé y amo mi profesión. He abierto muchas puertas y las he cerrado por fuera.


Si algunos doctores no gozan de buena salud, los arquitectos no tienen casas bonitas y uno que otro psicólogo está medio loco, tengo la fe de que poco a poco pueda administrar mejor mi vida.

Lograr los objetivos mediante el uso estructurado de los recursos de manera eficiente.

Hacer a través de otros.

Feliz día a todos los que eligieron esta carrera, no sé si por convicción, casualidad, obligación, ignorancia o tal vez, como yo, por la falta de una goma para borrar.

Saludos a todos.

Chau

martes, 24 de noviembre de 2009

SOÑADOR DESPIERTO



Guardo los suspiros que me pertenecen
Retrato instantes pues desaparecen
La paciencia espera su turno
El amor detiene su andar vagabundo

Su sonrisa dibuja esperanzas
Sus palabras detallan mis miradas
Ella es compañía perfecta y exacta
Es melancolía de añejas nostalgias

Atestigua mi cambio de ciclo
Devuelve la fe que mató el egoísmo
Y aunque parece que el camino es el mismo
Para el corazón cada intento es distinto

Se puede aprender a ganar
Basta perder con total dignidad
Sé que el tiempo acomoda las piezas
Cada reto tiene una recompensa

Yo estaré sin atender calendarios
Sin protocolos ni tiempos u horarios
Sin etiquetas, ni salvoconductos

Estaré despierto…

Hasta que este sueño lo soñemos juntos.

sábado, 17 de octubre de 2009

NUEVO INTENTO





Hay tantas cosas que sé…
Por mi propio bien debo cambiar

Mi hermana sugiere el atuendo
Mi hermano la forma de hablar
Entre otros finos detalles
Que harían de mi un tipo ejemplar

Hay tantas cosas sin embargo
Que mantendré hasta el final
La integridad de mi padre
Y el carácter de mamá

Seré diferente...
Sin ser presa de la ansiedad
Seré quien espere a la muerte
Con las mejores cuentas por presentar

Pretendo ser quien ame
Quien se entregue por convicción
Quien deje atrás la soberbia
Del voluntario y falso redentor

Pretendo ser el amigo
Que consciente de las distancias
Luche contra el olvido
De las lejanías cada vez más necesarias

Entenderé que el exceso
Es el silencioso asesino del tiempo
Pero que es con el silencio de los hechos
Como se demuestra el arrepentimiento

Ahora sé que no hay culpables
Que no hay héroes ni villanos
Que somos simples mortales
Que no siempre se es necesario

Desde ahora y por saberlo…
Disfrutaré de cada paso
De cada intento frustrado
Llamaré oportunidad a lo que otros llaman fracaso
Siempre defenderé...
Con fundamentos mi verdad
Aceptaré cada error
Sin pretextos, ni vanidad

Las señales son muy claras…
Las señales aquí están
Cada suspiro en el aire
Cada estrella en la oscuridad
Y cada cuarto menguante
Atestiguan mi eternidad

Aseguro qué…

No pretendo ser
Ni víctima, ni victimario
No el eterno soñador
Ni el eterno solitario

No quiero ser uno más
Pero tampoco serlo todo

Sólo quiero vivir en paz
Seré feliz de cualquier modo

La estrategia es otra hoy:

Hay un golpe de timón

Cambiaré en principio yo...

Para que empiecen a cambiar todos...

miércoles, 14 de octubre de 2009

EL REGRESO




Queda tanto por hacer
Mirar el frío y beberse el viento
Observar los sonidos y deshacer el tiempo

Olvidar que ella se ha ido
Aunque deambule junto a mí su cuerpo

Queda tanto por cumplir
A pesar del ajeno resentimiento
Enterrar pasados sin huir
Dar nuevos significados a los recuerdos

Queda mucha vida y poca muerte
Para que todos olviden
Para competir con otra suerte

Están mis piezas en el tablero
Y no hay visos de que este perdido el juego

Hay nuevas reglas, propias y ajenas
Nuevas ofertas y nuevos esquemas

El enigma tiene solución
Hay medicinas para el corazón

Es cierto que hay puertas cerradas
Que se corrieron cortinas en ciertas ventanas
Pero hay señales madurando esperanzas
A solas y con luz de luna rescataré mi magia

Mis viajes serán sobrevuelos
En idénticos paisajes
Pero ampliando con calma el espectro

Habrá que renovar personajes
Sin hacer grandes cambios al original libreto

Nunca me fui, es eso lo cierto
Con renovados bríos
El verdadero héroe

Esta de regreso...

jueves, 4 de junio de 2009

SIN DESPEDIDA




Por favor, omite los estruendos
Miénteme con un cielo azul
Deja caer la noche sin sospechas

Amanece...

Engaña a esta estrella que se sabe sin luz

Pero ayúdame,
Obliga de nuevo mi exilio
Haz que huya, y que el cauce abandone
Llueve y culmina tu natural ciclo
Espero que la luna mi miedo perdone

Obliga ya un golpe de timón
Una escalada meditada
Virtuosa paciencia para el amor
Orbitas fuera de esta galaxia

Obliga con olvido tu olvido
Aunque sea a fuerza de recordarte
Estoy conciente que eres ajena a mi nido
Que de nuevo equivoque la estación de este viaje

Derrumba sin piedad mis castillos
Sólo bastarían tres o cuatro palabras
No hacen falta engañosos testigos
Sin piedad regresa a ser un fantasma

Porque otra vez el amor fue mentira
Bálsamo tan falso como evidente
No hará falta una cruel despedida

Para alguien que se miente...

Cuando cree que me miente.

FALSO HÉROE


Un buen tipo sin duda
Amante unilateral de la luna
Sentimental como pocos
Absurdo, literal y loco

Atrapado en su laberinto
Cómo el falso héroe de un cuento infinito

Decidió un día recuperar
Esa extraña capacidad suya de amar

Dibujaba en su piel esperanza
Añoranza de la mujer ideal

Los requisitos eran sencillos:
Exigencias parecidas a las que hacía de si mismo:

Muestras de amor indudablemente honestas
Necesidad de su ser manifiesta

Como aquella virtud aún guardada
De aquel amor que todavía le acompaña

Su teoría parecía perfecta
En su pasado encontraba la muestra

Alguien como ella debía encontrar
Cubrir su ausencia,
Era su obsesiva verdad

Cada sueño de amor parecía distinto
El dolor no lo parece al principio

En su caída libre alguien le recordó
Que sin buscar se encuentra el amor

Pero que el ciclo no puede empezar
Si no se practica el verbo olvidar

Su constante era el sufrimiento
Entrega desmedida para comprar sentimientos
Al final con las manos vacías
De frustración lloraba y reía

Decía adiós
Con un raro significado

Al decirlo pretendía quedarse,
Para siempre y oculto a un lado

El intento era cotidiano
Las fuerzas del héroe se fueron mermando

Él ya no está
Se ha ido alejando

Una victima más del amor…

Del amor equivocado.

ADIOS 13 (POR FIN)




Me di cuenta de lo que soy
Y que casi había olvidado
Y que lo soy aún sin tu amor
Que no hace falta ir a tu lado

Me di cuenta que no fui yo
El cruel villano de este cuento
Que sin ganar no se perdió
Que no fue un fracaso... fue un intento

Me di cuenta que no haces falta
Que eres parte de la historia
Que es muy fácil dar la espalda
A mi enésima ilusión rota

Me di cuenta y me gustó
Saberme libre de ataduras
Que te mostraba lo que no soy
Que me eclipsaba tu falsa luna

Me di cuenta que tu verdad
La ocultas tras bellas caretas

Que la mentira es lo más real
Que no abunda vanidad honesta

Me di cuenta al amanecer
Cuando otro sol te saludaba
Que para él muy fácil fue
Por que este brillo quizá opacaba

Me di cuenta y ahora lo acepto
Que vas con él por voluntad propia
Yo le doy respiro a mi proyecto

Me voy en paz y ¿qué más da?

Otro amor que nació muerto

martes, 26 de mayo de 2009

LUNA 27


La luna sonrie...
su belleza es inconfundible,
parece que goza,
mirar todo aquello que a pocos importa.

Con su gesto me explica,
lo que mi mente a diario complica.

Su brillo me advierte,
que en todo cambio algo es conveniente

En cada ciclo que ella culmina,
responde al corazón...
lo que él insiste en llamar un enigma.

Cada noche me demuestra su magia,
con su risa valida mi esperanza.

Es ella mi escala y mi guia....

Luna eterna:
Mil gracias por detallarme la vida

miércoles, 20 de mayo de 2009

ADIÓS 18



Cinco sentidos en alerta
hoy siguen rastros; repasan huellas.

Mientras jueces inexactos en las reyertas,
vociferan argumentos para estas grietas.

Todo está dicho con tu silencio,
nada el destino, ha descubierto.

No es el pasado el que decide,
ni es necesario ser y estar triste.

Otras estrellas hoy lucen llenas,
sólo es el brillo lo que hoy se mengua.

Emprende el vuelo, es tu experiencia;
con leal respeto mi amor contempla.

En esta vida...

Hay amores y leyendas,
hoy nuestra historia...

ya es una de ellas.

Mi única luna paciente espera,

por si algún día...

por cuenta propia:

Estás de vuelta.

jueves, 19 de febrero de 2009

LA REUNIÓN




Sábado 14 de febrero


Joaquín se levanta del asiento, hace ya tres horas que se resguarda en su propio silencio, en su hermética melancolía. No participa activamente en la charla de sus amigos de escuela; hacia ya seis años que no los frecuentaba, tal vez por eso a cada recuerdo común, a cada anécdota contada por Ruth -la más bulliciosa del añejo clan 13- él sólo responde con una sonrisa mustia, tímida y hasta ausente.

Camina despacio pero firme, con ese aire de autosuficiencia que aún se percibe en los pasillos de la Facultad de Comercio. Va directo hacia la mesa de servicio, una estación común colocada estratégicamente junto a la ventana, ese vitral tan famoso que da a la calle principal de este paradójico barrio antiguo de la ciudad: la célebre calle Miravalle; zona de hoteles, escuelas de idiomas, cafés de chinos, bares bohemios, casas de citas y tres oficinas de gobierno.

Cerca de ahí, hace varios años en los tiempos de escuela, cuando él y Alejandro aún eran los mejores amigos, se habían escapado de clases y asistieron junto con todo el clan -recién bautizado con el número de grupo en la universidad- a una función de estreno en el viejo cine metropolitano, fue entonces cuando conocieron la vieja casona del barrio antiguo; ese día todo el clan se detuvo a admirar la belleza de la construcción y tranquilamente, sin obligaciones a cuestas y sin someterlo a juicio sumario, se quedaron por tres horas sentados en una jardinera del lado sur, a platicar de todo, a reír de nada, a soñar despiertos, a jugar… a perpetuar el tiempo.

¡Qué épocas aquellas! Cuando todavía los sueños eran compartidos, cuando las promesas de amor eterno y de amistad inquebrantable se validaban a cada paso y en cada broma estudiantil.

Es tiempo de prepararse el sexto café de la noche, la velada parece que será larga; esta rara reunión de todos aquellos viejos amigos fue improvisada y sorpresiva; pero… ¡qué diablos! ya estaba ahí, en medio de cursis nostalgias y de juveniles añoranzas. No podía marcharse, por lo menos no hasta que llegara Alejandro.

Esta tarde de sábado, justo llegaba a su departamento de soltero después del club, alrededor de las seis de la tarde; era muy raro que el teléfono timbrara, su vida en exilio no era compartida ya por mucha gente, sólo llamaba eventualmente la portera del edificio, su mamá los domingos después de misa y Sonia, la joven compañera de oficina, cuando el marido se disgustaba con ella; es por eso que le pareció tan extraño que alguien quisiera encontrarle.

Renegando y maldiciendo, más por costumbre que por voluntad contestó; se trataba de Claudia, su gran amor de escuela, su pareja por tres años, su ex esposa desde hace dos. “Incompatibilidad de caracteres” se leía en el acta de divorcio, pero para todos era sabido que no hacia falta casarse para confirmarlo, quizá el matrimonio fue el primer paso de su anunciado destino.

- ¿Joaquín?

- Si, ¿quién habla? Respondió él, como si al oír su voz no se hubiera puesto en alerta y a la defensiva, como para reiniciar batallas, preparar fusiles, recordar agravios, cómo siempre, cómo toda la vida…

- Soy yo, Claudia, perdón que te moleste, pero quiero avisarte que Alejandro nos espera esta noche en la casona colonial de Miravalle y Abasolo, en el viejo barrio del centro, ya avise a todos los demás charolas del clan; pero… ¿sabes dónde localizar a Martha y a Pedro?, desde que se casaron no sé nada de ellos.

- Hoy es 14 de febrero, dijo Joaquín con una voz seria, sin llegar a la molestia, -tan natural en él desde el primer día de clases- ¿Acaso celebraremos el día del amor? dijo en tono sarcástico, para luego agregar: Alejandro y yo no cruzamos palabra desde 97 ¿no lo recuerdas? -ahora si con cierto dejo de molestia-

- Lo sé, no hace falta que lo digas, pero hoy es diferente, allá sabrás porqué, te suplico localices a Martha y a Pedro, ellos siempre fueron más tus amigos y recuerda, en Miravalle y Abasolo, en el barrio antiguo, José y Faby pasarán por mi a casa de mamá, calculo que llegaremos como a las nueve. Te pido por favor no dejes de ir, hazlo por todos esos momentos que vivieron tú y Alejandro, este día es especial, es tiempo de olvidar rencores, te prometo que no tocaremos el tema de la separación, ni nada que tenga que ver con la repartición de bienes y de culpas.

- Sinceramente no sé a qué, no te prometo nada, pero yo le llamo a ese par. Pedro y yo seguimos viéndonos en el club, Martha debe estar en casa, esperan su segundo bebé, y tal parece que el embarazo es de alto riesgo, deberías frecuentarla, ustedes eran amigas y nada teníamos que ver en ello Pedro y yo… De cualquier modo te haré el favor de llamarles, finalizó Joaquín con su inconfundible tono lleno de soberbia, su armadura favorita.

- Gracias Joaquín, por favor no faltes.

- Ok, adiós

Junto al vitral, y rodeados de hermosos floreros con nueve tulipanes cada uno, Martha y Claudia charlan en voz muy baja, parece insuficiente la noche para ponerse al tanto de los sucesos más relevantes en casi tres años de forzada lejanía, tenía razón Joaquín, ellas eran amigas, y nada tenía que ver la accidentada amistad entre sus parejas. Aunque la historia marital era del dominio público, hacían falta los detalles, el porqué de la separación, por qué un segundo bebé, por qué truncar el posgrado en finanzas internacionales, por qué dejar los sueños en manos de terceros…

Joaquín pasa junto a ellas y le dedica un esbozo de sonrisa a Martha; la felicita por el embarazo y justamente le pregunta por la maestría, la beca en Inglaterra y por esa oferta de empleo en el consorcio mueblero.

Claudia se aparta discreta, dirige la mirada al clásico cuadro de Diego Rivera en la pared contraria, aprieta los dientes con enojo, le había prometido a su “ex” no dar pie a otra batalla.

Martha sólo se sonroja, baja la mirada, sus ojos se humedecen, no puede contestar; ni siquiera ella sabe la respuesta. Pedro, su esposo, los observa desde el otro lado de la sala, él podría contestar, pero no es momento para quitarse la etiqueta de pareja ideal con la que se presentan en infinidad de eventos sociales.
Aunque Martha ya no labora en el Banco Nacional, donde llego a ser Directora de Finanzas Corporativas, aún acompaña a Pedro a los eventos tan aburridos como necesarios por su nuevo puesto de Gerente de Fondos de Inversión. Hace nueve años iniciaron juntos su carrera bancaria como encargados de ventanilla en sucursal.

Mientras Joaquín se prepara el café, justo en la tercera cucharada de azúcar, advierte que todos los presentes se ponen de pie y se dirigen a la puerta, ¿habrá llegado Alejandro? -se pregunta- pero espera, no cree que deba apresurarse. En el momento indicado se acercará y le dirá unas cuantas palabras, terminará con esto y se irá de nuevo a su departamento. Así lo dicta el protocolo, además después de tanto tiempo, no hay mucho que decir.

Pero no se trata de Alejandro; la mayoría regresa a sus lugares, a las anécdotas, al trago de coñac, a mover el café con desgana hasta enfriarlo, y los más a retomar sus cigarrillos de los ceniceros de fino vidrio cortado.

En este momento hace su entrada triunfal a la sorpresiva reunión Manuel, el compañero de parrandas de Alejandro, casado desde hace un año y avecindado en una ciudad porteña del pacifico, no veía al clan reunido desde la majestuosa recepción de fin de cursos.

Después de dos horas de vuelo, un disgusto conyugal y un permiso forzado del gerente de región había llegado a este evento no agendado, aunque, evidentemente, sabía que era único e irrepetible.

Faby, otra camarada del clan, se acerca a la mesa de servicio, en voz baja, con un tono muy parecido al de la intriga, pero de buena fe pregunta: ¿vendrá Renata? Claudia y Martha se miran desconcertadas, no pueden evitarlo, las tres sabían que Alejandro y Renata se habían distanciado definitivamente apenas dieciocho meses atrás, nadie sabía los motivos, su ruptura fue tan abrupta como el inicio de su amor en los primeros semestres de la universidad, además Renata se había mudado a la frontera norte del país, definitivamente era imposible que viniera, a pesar de la fecha, a pesar del evento, a pesar de que se tratara de Alejandro.

Dos horas después, al filo de la media noche, Manuel era dueño de la situación, su plática era amena y llena de detalles, Joaquín tomaba de la mano a Claudia -prometieron omitir las batallas, pero no los reencuentros- Ruth estaba más jocosa que nunca, Pedro y Martha juntos pero distantes, el clan 13 como en los viejos tiempos. De pronto todos guardan silencio, otra vez se dirigen en grupo a la puerta. ¡Ha llegado por fin Alejandro!

Música de fondo, flores suficientes, más coñac, más gente…

Ahí estaba el amigo enigmático, el fiel escucha de voz pausada y leales sonrisas amables; sólo él podría reunirlos en una fecha tan especial.


Alejandro... como en los viejos tiempos una vez más era el blanco de las miradas; aquí estaba en la vieja casona del barrio antiguo; impávido, en silencio, ataviado con un elegante traje oscuro, frente a casi todo el clan 13 reunido –faltaba Renata y se notaba- en una fecha tan especial: el día del amor y la amistad.

Nadie se atrevía a decir palabra alguna, transcurrieron veintisiete segundos exactos, entonces todos dirigieron de nuevo su mirada hacia la puerta principal, ¡otra sorpresa!

Una figura conocida, un rostro sereno, el brillo inconfundible de sus ojos: era Renata.

De inmediato llego hasta donde estaba Alejandro, los demás observaban invadidos por un respetuoso silencio; ahora si… todas las piezas en su lugar.

El clan 13, reunido nueve años después.

Todos deseaban, sin embargo, que el mortal accidente aéreo de Alejandro, anunciado esta mañana en el norte del país, fuera una maldita broma.

miércoles, 4 de febrero de 2009

LO MEJOR




El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos.
Henry F. Amiel (1821-1881)
Escritor suizo.

Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro.
Graham Greene (1904-1991)
Novelista británico.



Este es el día, es real, no lo imaginé; o bueno… si, si lo imaginé, es más, lo soñé y lo mejor es que creo se va a materializar -como la mayoría de los sueños- sentenció mi lado más optimista. De inmediato hurgué en mi mochila roja, ese recipiente de mis caprichosos recuerdos; después de un fugaz recorrido por mis años, por fin encontré la fotografía que prometí llevar a la reunión.

Ya no habito en Neza, pero las raíces siempre afianzan, retienen, determinan. Ahora, más que nunca, nos obligan a regresar, a rendirle tributo al original punto de partida.

Nosotros, los de entonces ya no somos los mismos… Es tan corto el amor, es tan largo el olvido… Maestro Neruda, cuánta y tanta razón en sus saberes y en sus sabores.

Reprobé bimestres en Español, Ciencias naturales y Ciencias sociales, con Navarrete, Toral, y El Carnicero… obtuve uno de los más bajos promedios en mi vida escolar pero el más determinante conjunto de directrices que formaron mi particular proyecto de vida. Aprobé el examen de música interpretando a medias una melodía clásica con la no menos clásica flauta Yamaha; delineé trazos nerviosos en el Taller de Dibujo Técnico.

Por gritón, espero que no sólo por eso, fui solista en dos concursos de poesía coral (¡fusiles y bayonetas, ahogan en sangre a la libertad!); por mis raíces oaxaqueñas participé en el homenaje a Don Benito Juárez, en una representación con alumnos de todos los grupos. Recibí amenazas por aquello de la Carta de buena conducta, al final creo que sigue en la mochila roja, no sirvió nunca para nada más.

Al llegar al VIPS de Villada, los nervios estaban a todo lo que dan, un paso al frente o la graciosa huída y dar por teléfono un infantil pretexto, esas eran las alternativas, cual si fuera la primera cita en la adolescencia. La memoria suele ser tan exquisita como fatalmente dolorosa.

Di el paso, a eso iba, para eso me prepare por años.

Ahí estaban ya mis amigos, Jesús, el Diablo, el Cheroquee, Maribel, Elvira, Boche, Diana, mi comadre Gloria, Elvira de Jesús, Betty, King, Salvador… Los abrazos, las lágrimas, los suspiros, la certeza de que se puede volver a vivir, la más clara muestra de que existen instantes que en realidad, son para siempre… cursi pero inolvidable como un sincero recado de secundaria.

Poco a poco llegaron: el Wero ¡desde Monterrey! el looby del Vips simulaba una sala de llegadas nacionales en el aeropuerto, las cosas valen no por lo que son, sino por lo que significan. El desfile continuó: Claudio, Jorge, Villegas, Raúl, Cristina, Juan, Olea, Rosalba, Sandro; el grupo se fue reuniendo, ante las miradas y los comentarios curiosos de los presentes, algunos de mis amigos nos convidaron a sus familias, logrando con ello que esta comunidad se fortalezca.

Hurinda, ella siempre estuvo ahí… confirmando que uno no muere sino es con el olvido.

Desayunamos, charlamos, movimos las mesas, por fin encontramos acomodo, como en nuestras vidas o en la mayoría de ellas. Las fotos, los recuerdos, las preguntas indagatorias, el comportamiento casi adolescente (mío, lo acepto) platicamos de lo que se pudo, de lo que el tiempo permitió.

Dicen que lo único permanente es el cambio, aunque creo que hay cambios que nos hacen permanentes. Eso paso con mis amigos de secundaria, de la siempre heroica Tellpuchcalli, del mítico 3°A. De los ochentas, de ese 1985 en el que compartimos juntos el Sismo justo a las 7:19 de la mañana, justo en medio de nuestra clase de Educación Física, a pocos días de conocernos, creo que eso fue lo que nos fortaleció de tal manera que esta mañana, en nuestro primer gran reencuentro, nos notamos cada vez más fuertes, cada vez más juntos.

Los terremotos siempre acomodan.

Y pagamos la cuenta, los del VIPS respiraron aliviados, los comensales volteaban, quizá se preguntaban… y ese grupo de dónde será.

Diana y Bety se disculparon, tenían que atender compromisos. Se declararon listas para la que sigue. En marzo, seguramente en marzo.

La siguiente estación fue un clamor unánime: vamos a la escuela, para las fotos.

Recordé uno de esos cortejos fúnebres en los que se dice con mucha melancolía: si hubiera… Afortunadamente, no era así, mis amigos de secundaria y yo matamos esa posibilidad, nos encaminamos en caravana a nuestra amada Tellpuch. A reconocer la escenografía que enmarcó nuestra adolescencia.

Jesús y el Diablo, esa mancuerna tan conveniente, no sabemos cómo pero lograron el acceso por unos minutos.

Uno a uno fuimos pasando a nuestra Secu, reconocimos el salón de cada una de las materias que atinadamente nos formaron y nos deformaron; los talleres, rincones propicios para las tribus y las camarillas; recordamos el nombre y el mítico apelativo de nuestros maestros; atravesamos el patio central; empatamos nuestras nostalgias, nuestras historias, nuestras vidas.

Creo que ningún otro lugar en esa escuela merece ser cuna común de nuestros recuerdos, el salón de la histórica y legendaria Osa. Esta vez sin funda para la paleta, sin uñas recortadas, pelo acomodado y zapatos boleados, sin cuadernos forrados con hule cristal y sin espiral. Sin puntos menos por cada este; sin metano, etano, propano, butano, pentano, hexano, heptano, octano, nonano… ni enanos ni penanos. Esta vez sólo treintañeros con los ojos brillantes y brillosos.

Cada uno tomó su lugar, por equipo, orientados tan sólo por nuestros subconscientes, no obstante, a ciegas llegaríamos de cualquier modo. Extrañé a Selene y a Norma, mis grandiosas compañeras con las que compartí ese salón por dos años, uno de ellos sin cruzar ni una sola palabra, en aras de un conflicto y malentendido conflicto existencial de la adolescencia, esta vez las extrañé tanto como esos días.

Y tomaron más fotos, y hablamos, y planeamos y nos juramos que nunca más nos íbamos a separar. Este juramento fue en silencio, justo cuando todos al mismo tiempo callamos, como para traer en ese momento a los ausentes, porque… el silencio no es ausencia.

Nos despedimos, satisfechos por la misión cumplida, por la oportunidad aprovechada, fortalecidos por la coincidencia que inicio un día de septiembre hace veintitantos años.

Lo mejor, el haber reunido a más de la tercera parte del grupo.

Lo mejor, haber reconocido y recibido tantos abrazos y sonrisas en una sola mañana.

Lo mejor, saber que uno cuenta con otras personas y que otros cuentan contigo.

Lo mejor, lo mejor, lo mejor…

Lo mejor es saber que pronto nos volveremos a ver.

viernes, 30 de enero de 2009

OTRO AÑO AL FIN





La vida es un negocio en el que no se obtiene una ganancia que no vaya acompañada de una pérdida.
Arturo Graf (1848-1913)
Escritor y poeta italiano.

Si quieres comprender la palabra felicidad,
tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
Antoine de Saint-Exupery (1900-1944)
Escritor francés.



El 24 y el 31 son los días buenos, aunque desde el 12 empieza la romería…

Esa frase era la constante anual; mis padres, mis hermanos y yo, solíamos tener esa esperanzadora programación para los días de venta en el tianguis o mercado acostumbrado. Surtir, prepararse, vender, esperar a los clientes regulares o a los compradores de ocasión… sólo después del pozole y las uvas de fin de año sabíamos si la lógica mercantil se había cumplido.

El primer día de enero se notaba en el puesto, si la mercancía seguía, si los bolsillos se medio llenaban o permanecían medio vacios. La regla contable del inventario inicial, de las compras, las ventas, el inventario final… sumas y restas que arrojaban entonces el suspiro restaurador motivo de una satisfacción temporal o bien la búsqueda de respuestas y explicaciones ante un resultado adverso.

Mientras tanto, los regalos pululaban, precediendo a los rostros cumplidores de la época. Los aguinaldos se transformaban en pagarés recuperados, en electrodomésticos con garantía de un año en tienda y por qué no, en alguna prenda para renovar el añejo vestuario.

No recuerdo un diciembre sin el clásico rótulo en calendarios y bolsas para acarrear el mandado: Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo les desea…

Dicen que los recuentos son una forma de recuperar los aprendizajes extraviados y confusos; los optimistas los ven como el inicio de un nuevo ciclo, dicen incluso que estos se deben cerrar, que las ganancias llegan producto del esfuerzo y que las pérdidas sólo son una forma extraña de aprender a ganar o por lo menos un aliciente para seguir en el intento.

Yo no sé de cierto, pero supongo que el balance de este 2008 será para cada uno de nosotros, un motivo y un referente; sólo sé, en mi caso, que se atendieron las llegadas, que se entendieron las partidas; en todo caso el mejor resultado hoy por hoy es continuar escribiendo la propia historia y actuando el más conveniente de los guiones.

Para todos ustedes, amigos míos, sólo queda agradecer el apoyo brindado, la esperanza compartida y los sueños acompañados.

Compramos, vendimos, pagamos, tenemos, somos, estamos.

Qué el 2009, venga como venga, nos permita iniciar un nuevo ciclo con la mercancía bien acomodada y el puesto bien puesto.

Qué lleguen las ganancias, qué se anoten las pérdidas, que el balance sea siempre favorable.

Un abrazo sincero y fraterno.

Utilizando a favor la gramática digamos en esta ocasión:

Otro año… ¡al fin!

¡Qué siga la romería!